Debido al gran avance y desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación y a su gran soporte Internet, la oportunidad de delinquir en el ciberespacio aumenta a pasos agigantados.
A la vez que se implantan nuevas modalidades informáticas, también aparecen nuevos “ciberdelitos” , ya que los “ciberdelincuentes” aprenden y evolucionan rápidamente.
El delito informático se considera toda acción antijurídica que se realice mediante la informática o tenga como objetivo dañar medios electrónicos o redes de internet. Se trata de cometer un delito utilizando algún elemento informático como instrumento o fin del mismo.
Le compete a las autoridades ocuparse de los puntos que puedan ser vulnerables en esta materia, para proteger a las administraciones públicas y grandes empresas, y a cualquier persona que pueda ser víctima de un delito informático.
Pero la realidad es que los “ciberdelincuentes” en un primer momento le llevaban ventaja ya que las autoridades no estaban lo suficientemente preparados para abordar este problema.
Hoy en día, todavía con mucho trabajo por hacer, se ha tomado conciencia de lo que supone la comisión de un delito informático y se han creado grupos especializados que se ocupan de la prevención y desarticulación de estos delitos.
Se puede hacer uso de varios términos para definir un campo tan amplio como el que estamos tratando, ya se hable de “cibercrimen”, “delincuencia informática”, “piratería”…todo dependiendo de puntos como el origen, la naturaleza del delito o a quien va dirigido.
Un “ciberdelito” para que lo entendamos mejor, puede tratarse de cualquier delito común o tradicional, que utiliza las nuevas tecnologías para su comisión o desarrollo.
“Aquellos actos atentatorios de la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de los sistemas informáticos, de las redes y de los datos, así como el uso fraudulento de tales sistemas, redes y datos” es la definición dada en el Convenio sobre criminalidad de Budapest de 23 de noviembre de 2001, al término “ciberdelictivo”.
La actualidad cotidiana nos trae sucesos ilícitos que relacionan adolescentes y su actividad online. En muchos casos tienen que ver con el “ciberbullying” o “ciberacoso” (amenazas, injurias…) pero hay una abundante y variada casuística: delitos contra la intimidad, estafas, daños por intrusión en sistemas ajenos, distribución de pornografía infantil…
Y esta vez no vale, menos que nunca, aludir a que se trata del mismo perro con distinto collar. No es cuestión de criminalizar la Red ni a los adolescentes, sino de dar respuesta a nuevas necesidades derivadas de unas tecnologías que aportan oportunidades magníficas. Y esta es una nueva realidad.
Existen multitud de delitos informáticos en la actualidad, una mayor parte se establecen con la obtención de información de manera no autorizada, pero también comprende actos criminales como robos, suplantación de identidad, fraude, acoso como hemos comentado anteriormente, pero todos ellos con un exponente común, que son cometidos a través de las redes.
Nombraremos algunos de los “ciberdelitos” más comunes, y sus nombres técnicos, para que os vayáis familiarizando, ya que analizaremos uno por uno en siguientes entradas.
- Grooming: Una palabra inglesa que podríamos traducir como "engatusamiento". Se produce cuando un adulto intenta ganarse la confianza de un niño con fines sexuales.
- Ciberbullying: Acoso a menores a través de internet.
- Sexting: Difusión de contenidos sexuales, a menudo ilegales e implicando a menores, a través de teléfonos móviles.
- Sextorsion: Extorsionar a alguien con la difusión de imágenes suyas de contenido sexual, la mayoría obtenidas mediante sexting.
- Spam: Se puede considerar ilegal si la persona a la que va dirigido no puede elegir no recibir dicho mensaje o si no se le retira de una lista de spam cuando lo solicita.
- Robar el Wifi al vecino: Conseguir las claves de una red cerrada sin el consentimiento de su dueño, se considera delito.
- Phishing: se trata de estafas cibernéticas, consistentes en el envío de correos electrónicos que, aparentando provenir de fuentes fiables, intentan obtener datos confidenciales del usuario, que posteriormente son utilizados para la comisión de algún tipo de fraude.
- Pharming: utilizan los mismos sitios web falsos y el robo de información confidencial para perpetrar estafas en línea, pero en muchos sentidos, es mucho más difícil detectarlos, ya que no necesitan que las víctimas acepten el mensaje "señuelo".
¿Quiénes son los “ciberdelincuentes” ? ¿Existe un perfil típico de “ciberdelincuente” ? ¿Qué países son los más afectados por este tipo de delito? ¿Quiénes son las víctimas más vulnerables a este delito? ¿Soy un “ciberdelincuente” o lo he sido en algún momento?
Daremos respuesta a todas estas preguntas y más en siguientes entradas.
CONSEJOS DE LA POLICÍA NACIONAL PARA UN USO SEGURO DE INTERNET
¡HASTA PRONTO CIBERAMIGOS!
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